domingo, 17 de mayo de 2015

PALABRAS DESENCADENADAS

Usted me robó lo que me quedaba: las palabras, con lo importante que son. Y ahora se ahoga mi garganta con aquellas palabras que usted no quiere que le diga.
Usted me dice que me quiere, no lo dudo, usted tiene una extraña manera de querer. Yo lo se, porque yo lo quise. Usted quiere mi felicidad, le pido por favor que se haga a un costado y me deje alcanzarla. Usted debe saber, a esta altura, que me abrí del camino, porque mi corazón y mis brazos ya se han cansado. Le pido, por favor, que no quiera arrastrarme nuevamente hacia él.
Le pido que se cuide, que se quiera y se respete. Le pido que guarde los buenos recuerdos, como yo lo hice, porque de malos momentos nos llenamos de rencor. Usted, en cambio, me pide que me cuide para que nadie me lastime, pero intenta hacer aquello de lo me pide cuidarme. Usted debe suponer que ya no soy la niña tonta que aceptaba caramelos de un extraño. Pero esta niña ha crecido, y ya no cree, ni en los extraños, ni en los caramelos. Yo no soy la misma, sino un poco menos tonta, más lista y más vieja. Quiero olvidar sus fragancias importadas, quiero encontrar aromas de menta y jengibre. Quiero tomar un té frente al espejo y sonreírme a misma, encontrando paz en mis ojos. Paz, esa misma paz, que emerge cuando termina una guerra. Y quiero que usted se corra del lugar de combate. No es de caballero volver si usted ya se había retirado.
Usted siempre será algo bonito que recordar, por favor, no convierta lo bonito en algo feo. Sepa usted que se llevó una parte de mí, que lo cuidará siempre, y que espera en algún momento poder hacerle crecer, desde el recuerdo, un poquito de empatía. Sepa usted que yo me quedé con una parte suya, aunque aún no lo sepa. Algún día, en muchos años, usted se acordará de mi y en su rostro se dibujará una sonrisa. Sepa usted, y jamás se olvide, de que alguien en algún momento le hará saber que cumplí mis sueños, por los que tanto me vio luchar, y los que tanto, según usted me dice, quiere que cumple.
Sepa usted que si sueno repetitiva no es porque quiera hacerlo, es porque estoy desencadenando palabras de un juego perverso que usted alguna vez llamó amor, y que hoy llama deseo, y que yo prefiero soñar que no existe.
Por otro lado, disculpe que lo trate de usted. Es que suelo tratar de usted a los desconocidos, y hoy veo en usted un alma desconocida. Disculpe que lo trate de usted, es que la distancia me pone formal. Distante y formal como la barrera que me separa de usted, a la que usted quiere debilitar con mentiras. Esa barrera con nombre, dueña de una cama más caliente que la mía, una cama con el calor de hogar que usted me negó y que no me dejó darle. Yo le prometí que siempre iba a estar para usted. Pero qué es una promesa? Yo dudo que usted pueda contestarme sobre algo que no conoce. Pero qué es una promesa? Es un juego de palabras que atan, que encadenan. Por eso es que me retiro del juego perverso que proponen sus lenguajes, y rompo las promesas, porque necesito estar lista para promesas nuevas. Disculpe usted que rompa mi promesa hacia usted, pero hoy es el día de romper los hilos que me atan, hoy es el día… de las palabras desencadenadas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario